El Atlético de Madrid se presentó en La Cerámica con la camisa recién planchada y el material escolar nuevo. Sorloth y Le Normand fueron titulares en un estreno para rejuvenecer la ilusión. Julián Álvarez debutaría en el tramo final del empate ante el Villarreal. Alumnos de sobresaliente, con el pelo engominado y la necesidad de llevar a los rojiblancos a un otro nivel. No lo alcanzarán hasta que sean tan buenos en ciencias como en letras. Es decir, tanto en defensa, donde los rojiblancos resultaron vulnerables; como en ataque, donde prometen más pólvora.
Intercambio de golpes: Danjuma, Llorente y Oblak
Danjuma personalizó las miserias de la retaguardia rojiblanca en Witsel. Es un mediocentro reconvertido a central. De verdad que lo es, aunque la temporada pasada cumplió como capitán general de la zaga. Le Normand no puede cubrirlo todo y el central zurdo ha pasado de necesidad a emergencia. A campo abierto, los de Simeone fueron un triciclo contra el patinete eléctrico amarillo que aprovechó el excesivo espacio entre líneas. El funcionamiento colectivo era deficiente contra un Villarreal inalcanzable a la carrera.
Menos mal que la dieta paleolítica de Llorente en un verano donde se ha confundido con el sol funciona a las mil maravillas. El hombre de banda -y de todo- se repuso del disgusto de la Eurocopa con un tanto afilado que dejó sin espalda a Cardona. A pesar de las novedades, necesita el Atlético al mejor Griezmann, experto en sacar el talento del resto, como en la jugada que permitió el primero de los empates. El tanto no le otorgó el control a los visitantes. Al revés, fue un trago de saliva frente a un Villarreal que se le atragantaba.
El 2-1 es todo lo que no debe hacer el Atlético si quiere ser candidato a títulos este curso. Koke metió en propia puerta un saque de esquina del ‘Submarino’. Bajo tierra o agua quiso meterse Oblak, quien no estuvo fino ni en el primer ni en el segundo gol. El esloveno necesita dejar atrás los malos registros de la pasada temporada. Por el momento, estos persisten en un futbolista que llegó a La Cerámica sin haber jugado un minuto desde su participación en la Eurocopa. Salió a por uvas y se llevó todo el frutero.
Sorloth, gol y sustitución con Simeone
En el intercambio de golpes, el Atlético jugó con la psicología de equipo grande que le ayudará esta temporada. Tan descartables fueron las imágenes de sus goles en contra como obligatorio el visionado de los tantos a favor. El empate, justo antes del intermedio, llevó a Sorloth a marcar y callar ante/a su exequipo tras un pase exquisito de Barrios.
Dos personalidades rojiblancas enfrentadas, como en la campaña anterior, que Simeone intenta asimilar. No le gustó al argentino su esquema ni la falta de control de balón. Dio entrada a Giménez y Correa, castigando a Witsel y dejando contrariado al noruego, ‘pichichi’ la pasada temporada y el primer jugador del Atlético en marcar en su debut desde Luis Suárez. No basta, se le exigirá el máximo esfuerzo ofensivo como el que hacía Morata.
Tiene mucha metralla el ‘Cholo’ en el banquillo esta temporada, en la que ha vuelto un ‘clásico’: las acciones que se comentan en la charla con el Comité Técnico de Árbitros siguen siendo grises. Así lo demostró la plancha de Bailly en el área sobre Correa que dejó al argentino trastabillado. Llamada del VAR, pero Cuadra Fernández estaba comunicando.
Debut de Julián Álvarez en un Atlético pasivo
Pese a los cambios del Atlético, el Villarreal, con Baena como argumento a balón parado, hizo más méritos para ponerse por delante. Hasta que el campeón de Europa y oro en los JJOO acabó tendido en el suelo por el cansancio. La responsabilidad del partido pasaba por Rodrigo de Paul, quien fue un estéril animador del juego rojiblanco.
Las últimas medias horas de los encuentros en agosto son calcadas. Balón mareado sin veneno esperando un revulsivo. Todas las miradas apuntaban a Julián Álvarez, la estrella obligada a crear la revolución del Atlético, que tuvo un cuarto de hora para exhibirse, como Ayoze, referente del nuevo Villarreal, al que mejoraron los cambios. La ‘araña’ no picó, aunque ganó la partida al resto por su esfuerzo en la presión. Será el más importante y el Atlético lo necesitará tanto como el regreso de su escudo.