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Luego de más de 40 años, el recuerdo de la Vuelta que Alberto Fernández perdió por apenas seis segundos sigue fresco en la memoria de aquellos que presenciaron aquel épico desenlace. En 1984, Eric Caritoux se consagró como el ganador de la carrera con una ventaja mínima sobre el corredor español, marcando así la diferencia más corta en la historia de la competencia. Javier Mínguez, director del equipo Zor para el que corría Alberto, rememora aquel día con detalle en una entrevista exclusiva para La Razón.

El 24 de abril de 1984, la Vuelta llegaba a la estación de esquí de Rasos de Peguera, en la provincia de Barcelona, con Pedro Delgado como líder. Sin embargo, Alberto Fernández vio la oportunidad de ganar la carrera en esa etapa, la séptima de un total de doce restantes. En un momento crucial de la competencia, Alberto se encontraba liderando la carrera junto al francés Caritoux, dejando atrás a todos sus rivales. Parecía que la Vuelta estaba a punto de ser suya, pero un error estratégico en el último kilómetro le costó la victoria.

Javier Mínguez recuerda con precisión aquel momento decisivo: «El mejor de la Vuelta era Alberto, pero él la pierde porque ve que todos los enemigos están muertos porque él falla en el último kilómetro. Si no gana, la Vuelta con la minga». Alberto Fernández, un corredor experimentado con un sólido palmarés, tenía la oportunidad de alcanzar la gloria en aquella edición de la Vuelta a España. Sin embargo, su falta de experiencia en situaciones de alta presión le jugó una mala pasada.

Mínguez lamenta el desenlace de la carrera y reflexiona sobre lo que pudo haber sido: «Cuando llegué le dije ‘me cago en diez, la que has hecho. Si estabas ganando la Vuelta e igual la has perdido’. ‘No me jodas, no me digas eso’, me decía él. ‘Mira. La habías ganado con la punta del pijo'». La frustración y la incredulidad se apoderaron del equipo Zor al ver cómo la victoria se les escapaba por tan solo seis segundos.

A pesar de haber sido tercero en la Vuelta y el Giro el año anterior, Alberto Fernández aún no contaba con una victoria en una gran competencia. La oportunidad estaba a su alcance, pero un error táctico en el momento crucial le costó la victoria. Caritoux, un joven francés de 23 años considerado un rival menor por Alberto, logró arrebatarle la victoria en el último momento.

La ausencia de comunicación directa entre el director del equipo y el corredor, debido a la falta de pinganillos en aquella época, fue un factor determinante en el desenlace de la carrera. Mínguez está convencido de que, de haber contado con esta tecnología, la historia habría sido diferente: «¿Cómo la vas a perder con pinganillo? Si era el mejor. El problema es que quiso dejar a Caritoux cuando no era enemigo. Aunque me gane la etapa, si el problema eran los que había dejado atrás. Pero como había dejado a los otros, pensó llego solo, gano la etapa. Le pudo el corazón».

La Vuelta del 84 quedó marcada como una de las más emocionantes y disputadas de la historia, con un desenlace inesperado que dejó a todos los aficionados con la boca abierta. La rivalidad entre Alberto Fernández y Eric Caritoux se convirtió en una de las historias más recordadas del ciclismo español, demostrando que en el deporte, cualquier cosa puede suceder en el último momento.

En la contrarreloj final en Torrejón de Ardoz, Caritoux mantenía una ventaja de 37 segundos sobre Alberto. A pesar de sus esfuerzos, el corredor español solo logró recuperarle 31 segundos, quedando así a tan solo seis segundos de la victoria. Aquel día, Alberto Fernández se despidió de la competición con un sabor amargo, sabiendo que la victoria estuvo al alcance de su mano.

El trágico destino de Alberto Fernández, quien falleció en un accidente de coche poco después de aquella Vuelta, dejó un vacío en el mundo del ciclismo español. Su talento y determinación lo convirtieron en un corredor excepcional, cuyo legado perdura en la memoria de todos aquellos que lo vieron competir. A pesar de no haber alcanzado la gloria en aquella edición de la Vuelta, su valentía y entrega en la pista lo convirtieron en un ejemplo a seguir para las generaciones venideras.

La historia de la Vuelta que Alberto Fernández perdió por seis segundos seguirá siendo recordada como un ejemplo de la imprevisibilidad y la emoción del deporte. A pesar de los obstáculos y las adversidades, los corredores de élite como Alberto Fernández demuestran que la pasión y la dedicación son fundamentales para alcanzar el éxito en el mundo del ciclismo. La lección aprendida en aquella Vuelta del 84 sigue resonando en la mente de todos aquellos que sueñan con alcanzar la gloria en una competencia tan exigente como la Vuelta a España.