news-22092024-065756

La narcolepsia es un trastorno del sueño crónico que afecta a más de tres millones de personas en todo el mundo, con hasta 25,000 casos solo en España según la Sociedad Española de Neurología. Este trastorno se caracteriza por la somnolencia excesiva durante el día, episodios repentinos e incontrolables de sueño, parálisis del sueño y, en algunos casos, alucinaciones al dormir. Además, aproximadamente el 80% de los pacientes con narcolepsia también experimentan cataplejía, que es la pérdida repentina del tono muscular desencadenada por emociones fuertes como la risa o el enfado.

La narcolepsia se clasifica en dos tipos: tipo 1, que incluye cataplejía, y tipo 2, que no la presenta. Los pacientes con narcolepsia suelen tener un sueño nocturno fragmentado con múltiples despertares, lo que resulta en un descanso nocturno no reparador. Además, se estima que hasta el 60% de los afectados experimentan pesadillas, parálisis del sueño, alucinaciones y conductas anormales durante el sueño. Estas alteraciones en el ciclo del sueño y la vigilia pueden tener graves consecuencias en la cognición de los pacientes, como dificultades para mantener la atención y tomar decisiones.

Además de los problemas cognitivos, los pacientes con narcolepsia suelen presentar otras enfermedades asociadas que afectan su calidad de vida, como trastornos del sueño, trastornos alimentarios, trastornos del ánimo, hipertensión, diabetes, colesterol alto, problemas de tiroides y migrañas. La narcolepsia puede debutar a cualquier edad, pero generalmente comienza en adolescentes o adultos jóvenes, con un pico de incidencia entre los 15 y los 36 años.

A pesar de su impacto significativo en la vida diaria, la narcolepsia sigue siendo una enfermedad infradiagnosticada. Se estima que solo el 15% de las personas con narcolepsia tienen un diagnóstico, y en España, más del 60% de los pacientes permanecen sin diagnosticar. El retraso en el diagnóstico puede ser de hasta 10 años desde el inicio de los síntomas, y a nivel mundial, el tiempo promedio para obtener un diagnóstico es de 8 a 15 años. Muchas personas con narcolepsia pueden ser diagnosticadas erróneamente con otras enfermedades como epilepsia, depresión o esquizofrenia.

La falta de diagnóstico se debe en parte al escaso conocimiento de la sociedad sobre la narcolepsia y a la similitud de sus síntomas con otras afecciones médicas. La enfermedad se desarrolla gradualmente, por lo que los pacientes pueden no consultar hasta que los síntomas empeoren o se desarrollen nuevos. La somnolencia diurna excesiva es uno de los primeros signos de la enfermedad, y es importante buscar atención médica ante la sospecha de narcolepsia para recibir un diagnóstico y tratamiento adecuado.

Aunque no existe una cura definitiva para la narcolepsia, existen opciones terapéuticas que pueden ayudar a manejar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes. El enfoque del tratamiento varía según la gravedad de los síntomas y las necesidades individuales de cada paciente. Es fundamental concienciar sobre la narcolepsia, promover un mayor conocimiento y comprensión de la enfermedad para garantizar un diagnóstico temprano y una atención adecuada para quienes la padecen.