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El partido del sábado por la tarde dejó a los fanáticos de Ohio State con más preguntas que respuestas. A pesar de la victoria por 21-17 sobre Nebraska, una victoria que se logró con dificultad, los problemas del equipo fueron evidentes en varios aspectos del juego.

El ataque de los Buckeyes tuvo problemas, con una carrera ineficaz que solo logró 2.1 yardas por intento en 31 intentos. La protección de pase fue deficiente, lo que aceleró el reloj en la cabeza del mariscal de campo Will Howard. El pateador Jayden Fielding falló un gol de campo y el esquinero Davison Igbinosun fue penalizado tres veces, con una de ellas siendo declinada. La expulsión del apoyador Arvell Reese por golpear con el casco también causó indignación entre los fanáticos, quienes lanzaron botellas al campo en protesta.

A pesar de las frustraciones a nivel micro, fue la actuación general del equipo lo que más preocupó a los seguidores de Ohio State. La falta de energía y ​​entusiasmo en el campo plantea dudas sobre si este equipo puede ser considerado un verdadero contendiente para el campeonato nacional. El entrenador Ryan Day y su personal tendrán que trabajar duro para corregir los errores evidentes y motivar a sus jugadores de cara a los próximos desafíos.

Uno de los principales problemas que enfrenta Ohio State es la lesión del tackle izquierdo titular Josh Simmons, quien está fuera por el resto de la temporada. La ausencia de Simmons ha dejado un vacío en la línea ofensiva que ha sido difícil de llenar, como se vio en el partido contra Nebraska.

A pesar de las dificultades, los Buckeyes lograron asegurar la victoria con una serie ofensiva de 75 yardas en el último cuarto, culminando en un touchdown que les dio la ventaja final. Aunque el camino hacia los playoffs universitarios se ve momentáneamente oscurecido, el equipo sabe que debe trabajar arduamente para mejorar y demostrar su valía en las próximas semanas.

La actuación contra Nebraska dejó mucho que desear, pero también sirvió como una llamada de atención para un equipo lleno de talento y potencial. Con la mentalidad correcta y un enfoque renovado, Ohio State tiene la oportunidad de corregir el rumbo y demostrar que merece ser considerado uno de los mejores equipos en el fútbol universitario.